sábado, 11 de febrero de 2012

Sobre el 12 de Febrero

La cercanía del 12 de Febrero empieza a angustiarme; hoy, hasta me quita el sueño. Hace más de trece años que la palabra “elecciones” en Venezuela me pone la piel de gallina y no puedo evitar que docenas de recuerdos (buenos y malos) pasen por mi cabeza. Esta vez hay que sumarle que estoy lejos y que no voy a participar en la jornada. Quisiera contagiarme con el entusiasmo de los que sueñan con que todos los que desean un cambio saldrán a elegir el representante de la MUD este domingo, pero ya sabemos que no será así. Ya he escuchado –y leído- de varios de mis amigos y conocidos, que no van a votar el domingo porque “presumen” que la elección del candidato de la MUD se convierta en otra lista de Tascón. Y ese es el mismo miedo que se ha repetido una y otra vez y que para mí, a la final, es la razón por la que aun aquel señor sigue de Presidente. Ha sido el indiscriminado (pero inteligente) uso del miedo lo que mantiene a Chávez en el poder. En todos estos años, y de muchas formas, se ha encargado de que un importante porcentaje de la población sienta diferentes tipos de miedos: miedo a perder el trabajo, miedo a quedarse sin la plata de la misión, miedo a no conseguir el contrato, miedo a que los saquen de la lista de las casas “regaladas” o en cualquier caso, miedo a quedar excluido de las regalías de este gobierno.
Se lo que muchos dicen: esta vez es diferente, la oposición saldrá fortalecida y directo a las elecciones de Octubre a vencer a Chávez. Qué pena, pero yo aún no supero mi sentimiento de frustración repetido una y otra vez. Y es que no es a una persona a quien hay que vencer en Octubre. Es más que eso. En Octubre hay que vencer a ese miedo colectivo que se ha ido instalando en la vida de tantos venezolanos. El miedo que entro a las casas, a los trabajos, a las escuelas. Ese miedo que hace pensar más en la preservación individual que el progreso social. Ese miedo que ronda en las intenciones de tantos ciudadanos. Menuda tarea la que queda de aquí a Octubre. A la que además habrá que sumarle la desestimación que harán los chavistas de los “pocos” votos obtenidos este domingo.
No hay solución fácil. Para mí, la solución podría ser armarse de valor y no permitir que el chantaje del miedo utilizado por el autoritarismo siga haciendo mella en una sociedad ya muy desgastada por temores y cobardías. Pero para ser sincera, me temo que en estos pocos meses que quedan para Octubre el miedo inducido por el Presidente irá en aumento y aún no veo claro como la oposición pueda contrarrestarlo.

sábado, 19 de junio de 2010

Chávez no es el Problema

Cuando decidí que ya era el momento de tener un blog, me pregunte muchas veces cual sería el primer tema sobre el que me atrevería a escribir públicamente. Casi creí que sería de alguna de las “pasiones” que acompañan mi vida, pero termino siendo una opinión política, porque definitivamente y ante todo, soy Venezolana. Así que me decidí a compartir por escrito lo que tantas veces he conversado y discutido con los amigos sobre lo que sucede en nuestro país, y es que para mí, el problema no es Chávez. No estoy queriendo decir que Chávez no sea “un problema”, él ya se ha convertido en un problema per se, lo que quisiera transmitirles es que él es el producto de un problema bastante más complicado

Chávez llego al poder en medio del desmadre de la Cuarta República: corrupción, robos descarados, enriquecimientos ilícitos y, por sobre todo, mucha diferencia económica y social entre los ricos y los pobres. Durante 40 años fue poca la atención prestada a la clase más desposeída; como muchos de ellos la describen, limitada solo a las visitas y promesas pre-elecciones. Se fue entonces cocinando el caldo que Chávez supo aprovechar: clientelismo, abandono y marginación durante cuatro décadas. Muchos dicen hoy que los seguidores de este Socialismo del Siglo XXI son unos resentidos sociales, y claro que lo son, como no iban a estar resentidos por la falta de oportunidades durante tantos años, por la dificultad para acceder a la educación, por las condiciones en las que vivían. No vale la pena detenerse aquí a discutir si ahora están mejor o peor, o si han utilizado la oportunidad para bien o para mal, la reflexión lo que trata es de establecer que ese grupo, bastante numeroso, se sintió tomado en cuenta, dejaron de ser “los excluidos” para pasar a ser parte de la sociedad. Llegó un Presidente que los menciona en su discurso, que les permite acceder a un sistema educativo, que les acerca a algunas soluciones a sus problemas de salud y, lo mejor de todo, que los invita a “participar” en la toma de decisiones de su comunidad. Once años después, la sociedad y los partidos políticos de oposición siguen profundizando la división que tanto ha favorecido al Gobierno y lejos de trabajar en estrategias inclusivas, siguen degradando, menospreciando y hasta insultando a los seguidores de Chávez.

Simón Bolívar dijo: “Cada pueblo tiene el Gobierno que se merece” y yo creo que Chávez llego al gobierno porque eso era lo que nos merecíamos y nos mereceremos hasta que no entendamos que el problema de Venezuela no es Chávez, somos todos los venezolanos y la manera en que ejercemos y dejamos de ejercer la ciudadanía. Porque nos acostumbramos a que nos “malcriaran” (los gobiernos protectores y ricos en petróleo de la Cuarta) y no aprendimos, ni queremos aprender, a luchar por nuestros derechos, pero tampoco sabemos cumplir nuestros deberes. No tenemos moral para exigirle a un funcionario público que cumpla con su trabajo con una sonrisa, cuando nosotros intentamos cualquier cosa para evitar la cola; no sabemos cómo exigirle a un Ministro que rinda cuentas de cómo se malgasta el dinero de todos los venezolanos, cuando nosotros nos llevamos una resma de la oficina para la casa, porque eso no lo notara nadie; no tenemos la disposición para exigir mejor y más vialidad, pero tampoco respetamos las señales de tránsito para hacer menos complicado el tráfico de cada día, nos quejamos por la basura en las calles pero no sabemos cómo organizarnos con los vecinos para ir a la alcaldía a reclamar y hasta eventualmente se nos caen latas y papeles que nos estorban en los carros.

Ojalá y llegara el día que pudiéramos, de una vez y por todas, ver a Chávez como una consecuencia del problema real, eso al menos nos daría una esperanza: que Chávez se vaya, que Chávez deje de ser Presidente de Venezuela no depende de él, depende de que algún día resolvamos el verdadero problema. No podemos sentarnos a esperar que llegue un Mesías, no podemos pelear todos los días desde el teclado con los partidos políticos para que actúen, el problema es nuestro, somos nosotros. Convirtámonos en ciudadanos activos: eduquemos a nuestros hijos de una manera en la que aprecien la cordialidad y la honestidad, vayamos a votar y quedémonos a cuidar los votos, participemos en las Juntas de Condominio, las Asambleas de Padres y Representantes y las Juntas Comunales, enseñemos a nuestros iguales con el ejemplo, respetemos las diferencias y las minorías. Convirtámonos todos en solución y dejemos de ser problema, quizás así podamos cambiar las consecuencias.