sábado, 19 de junio de 2010

Chávez no es el Problema

Cuando decidí que ya era el momento de tener un blog, me pregunte muchas veces cual sería el primer tema sobre el que me atrevería a escribir públicamente. Casi creí que sería de alguna de las “pasiones” que acompañan mi vida, pero termino siendo una opinión política, porque definitivamente y ante todo, soy Venezolana. Así que me decidí a compartir por escrito lo que tantas veces he conversado y discutido con los amigos sobre lo que sucede en nuestro país, y es que para mí, el problema no es Chávez. No estoy queriendo decir que Chávez no sea “un problema”, él ya se ha convertido en un problema per se, lo que quisiera transmitirles es que él es el producto de un problema bastante más complicado

Chávez llego al poder en medio del desmadre de la Cuarta República: corrupción, robos descarados, enriquecimientos ilícitos y, por sobre todo, mucha diferencia económica y social entre los ricos y los pobres. Durante 40 años fue poca la atención prestada a la clase más desposeída; como muchos de ellos la describen, limitada solo a las visitas y promesas pre-elecciones. Se fue entonces cocinando el caldo que Chávez supo aprovechar: clientelismo, abandono y marginación durante cuatro décadas. Muchos dicen hoy que los seguidores de este Socialismo del Siglo XXI son unos resentidos sociales, y claro que lo son, como no iban a estar resentidos por la falta de oportunidades durante tantos años, por la dificultad para acceder a la educación, por las condiciones en las que vivían. No vale la pena detenerse aquí a discutir si ahora están mejor o peor, o si han utilizado la oportunidad para bien o para mal, la reflexión lo que trata es de establecer que ese grupo, bastante numeroso, se sintió tomado en cuenta, dejaron de ser “los excluidos” para pasar a ser parte de la sociedad. Llegó un Presidente que los menciona en su discurso, que les permite acceder a un sistema educativo, que les acerca a algunas soluciones a sus problemas de salud y, lo mejor de todo, que los invita a “participar” en la toma de decisiones de su comunidad. Once años después, la sociedad y los partidos políticos de oposición siguen profundizando la división que tanto ha favorecido al Gobierno y lejos de trabajar en estrategias inclusivas, siguen degradando, menospreciando y hasta insultando a los seguidores de Chávez.

Simón Bolívar dijo: “Cada pueblo tiene el Gobierno que se merece” y yo creo que Chávez llego al gobierno porque eso era lo que nos merecíamos y nos mereceremos hasta que no entendamos que el problema de Venezuela no es Chávez, somos todos los venezolanos y la manera en que ejercemos y dejamos de ejercer la ciudadanía. Porque nos acostumbramos a que nos “malcriaran” (los gobiernos protectores y ricos en petróleo de la Cuarta) y no aprendimos, ni queremos aprender, a luchar por nuestros derechos, pero tampoco sabemos cumplir nuestros deberes. No tenemos moral para exigirle a un funcionario público que cumpla con su trabajo con una sonrisa, cuando nosotros intentamos cualquier cosa para evitar la cola; no sabemos cómo exigirle a un Ministro que rinda cuentas de cómo se malgasta el dinero de todos los venezolanos, cuando nosotros nos llevamos una resma de la oficina para la casa, porque eso no lo notara nadie; no tenemos la disposición para exigir mejor y más vialidad, pero tampoco respetamos las señales de tránsito para hacer menos complicado el tráfico de cada día, nos quejamos por la basura en las calles pero no sabemos cómo organizarnos con los vecinos para ir a la alcaldía a reclamar y hasta eventualmente se nos caen latas y papeles que nos estorban en los carros.

Ojalá y llegara el día que pudiéramos, de una vez y por todas, ver a Chávez como una consecuencia del problema real, eso al menos nos daría una esperanza: que Chávez se vaya, que Chávez deje de ser Presidente de Venezuela no depende de él, depende de que algún día resolvamos el verdadero problema. No podemos sentarnos a esperar que llegue un Mesías, no podemos pelear todos los días desde el teclado con los partidos políticos para que actúen, el problema es nuestro, somos nosotros. Convirtámonos en ciudadanos activos: eduquemos a nuestros hijos de una manera en la que aprecien la cordialidad y la honestidad, vayamos a votar y quedémonos a cuidar los votos, participemos en las Juntas de Condominio, las Asambleas de Padres y Representantes y las Juntas Comunales, enseñemos a nuestros iguales con el ejemplo, respetemos las diferencias y las minorías. Convirtámonos todos en solución y dejemos de ser problema, quizás así podamos cambiar las consecuencias.